martes, 4 de enero de 2011

Podría disimular pero el olor de tu voz se acurruco entre mis cosas..


                    Le he dado color a tantas de tus noches. Te he dado toda la paz que no conseguís en ningún otro lado, según decís. Te dí amor, te di odio, te dí locura. Y sé que es enfermizo, que no es normal y que va contra las leyes de la moralidad que impone esta sociedad, tus amigos y mis amigas. Pero desgraciadamente aunque le moleste a la gente, vos seguís siendo el delirio que me irrita hasta el punto de gritar y yo sigo siendo la obsesión que hasta el día de hoy no podés dejar, y gracias a Dios es así. 
                    Ya sinceramente carece de importancia tener al día los papeles de la legalidad de una relación, porque si bien no soy la que va a cenar con tu familia o la que te valla a planchar la ropa para ir a trabajar algún día, me alcanza con levantarte la misma, que tiramos en el piso desesperados una tarde cualquiera. O la que en lugar de invitarte a un restaurant, se prende para ir con vos a un cuarto de hotel una noche después de un par de lágrimas. Y que duré lo que tenga que durar, imagínate que así ya venimos juntos tanto tiempo..
                    No soy la que tiene el título de novia con dos cuernos sobre la cabeza, pero soy aquella que te invita a dormir un par de siestas donde lo que menos se hace es, justamente, dormir..

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